Tecnología

¿Qué podemos hacer con la tecnología?


En los últimos días, he hecho varios usos de la tecnología que se pueden utilizar de forma habitual, pero que sin embargo no uso normalmente. Y quizás precisamente porque no se ha convertido en mi guía diaria, aún no ha agotado su utilidad. Y como recuerdo tanto, puedo comparar simultáneamente cómo era en el pasado y cómo es hoy en términos de comodidades técnicas. ¿Qué he conseguido hacer con la tecnología en los últimos días a la velocidad del rayo? Para resumirlo, he conseguido organizar unas vacaciones exóticas para las vacaciones de primavera. Justo como yo quería, y casi en la otra punta del mundo. Si lo hubiera conseguido bajo el socialismo, habría tenido que vivaquear ante una agencia de viajes con mucha antelación, en una época en la que apenas se empezaban a vender viajes, que era una vez al año.

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Y mientras yo esperaría en una larga cola de candidatos similares, lo mejor de la oferta limitada sería vendido en secreto por los empleados de esa agencia de viajes a sus amigos. Entonces yo tardaba mucho tiempo en elegir entre los catálogos impresos, con la esperanza de que al menos quedara algo un poco sólido para mí. Y como elegiría un país extranjero capitalista, también tendría que correr de antemano a por una promesa de cambio de divisas, es decir, la posibilidad de cambiar una cantidad limitada de moneda en el banco nacional. Lo cual no era una opción para todo el mundo, por lo general sólo se concedía a personas bastante privilegiadas que gozaban de buena reputación con el régimen. Si yo tuviera la suerte de conseguir un viaje similar, aún tendría que conseguir un visado, un billete de tren y un asiento en un vagón, con la esperanza de que los ferrocarriles no vendieran más plazas por asiento.

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Luego tendría que conseguir una confirmación de mi trabajo de que mi jefe está de acuerdo con mi viaje, el permiso de la policía y otras autoridades. Y, por supuesto, tendría que ofrecer algo que dejar atrás como garantía de que volvería. Bienes inmuebles, parientes, ese tipo de cosas. Mientras que hoy, la mayoría de esas obligaciones han pasado de moda. Y de las que quedan se encarga la tecnología. Es decir, yo más la tecnología. He comprado billetes de avión en una agencia de viajes en unos minutos a través de Internet, he conseguido un lugar para vivir entre una amplia gama de opciones tras elegirlo en unos instantes, y el ordenador también me ha impreso el billete de tren. Y es que lo del dinero es más complicado. Porque hasta los euros me los dieron rápidamente con la ayuda del ordenador de la oficina de cambio. Pero volver a cambiarlos es un rollo. No es nuestra tecnología, es la tecnología de Sudáfrica. Donde los bancos ya no trabajan tan rápido debido a la burocracia.